viernes, 4 de febrero de 2011

Fibonacci y el membrillo

Tengo que reconocer que es personal. A veces no podemos controlar nuestras aversiones, nacen en alguna parte de nuestro cerebro, puede que cuando éramos niños y nos persiguen y tal vez nos atormentan. A mí no me gusta el membrillo. No es algo racional porque no recuerdo haberlo probado. Tampoco me gusta Fibonacci, aunque en este caso es posible que no sea solo una reacción visceral. Es posible que no crea en un orden natural de las cosas, desde luego no lo creo en los mercados.

La serie de Fibonacci se me presenta demasiado precisa para ser creíble. Son números que fingen precisión donde no la puede haber. Por eso me atrae la aproximación de John Crane (Advanced Swing Trading, Strategies to Predict, Identify and Trade Future Market Swings) un poco más sabios que el viernes. Un 30% de retroceso sobre el último tramo alcista si este ha sido potente me parece más auténtico porque parece una cifra elegida al descuido.

Hoy hemos llegado a ese porcentaje, primer soporte de los varios a los que debe enfrentarse el EURO en su bajada a los infiernos. Si es que eso ocurre, claro.

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