martes, 18 de enero de 2011

Seguros de cambio

Los seguros de cambio y el análisis técnico hacen buena pareja. Cuando trabajan en equipo pueden resolver muchas de las inquietudes que producen la obligación de operar con divisas.

Para importadores y exportadores el tipo de cambio es el ingrediente más imprevisible de su estructura de costes y su método favorito para torear este problema es buscar soluciones complejas. Aquí la colaboración de los bancos es primordial ya que les encanta la palabra “complejidad”, que en banca es sinónimo de comisiones.  

Las soluciones que ofrece la banca tienen la ventaja de aliviar conciencias ya que los tipos de cambio pueden intimidar y si nos enfrentamos a ellos  con herramientas sofisticadas siempre nos quedará el consuelo de que estamos haciendo lo máximo. Y los bancos estarán encantados ofreciéndonos productos difíciles de entender y que proporcionan capa tras capa de “opciones” con sus correspondientes primas incrustadas en el producto. 

Dudo que estos productos sean una respuesta absoluta porque no responden a lo que de verdad desconocemos ¿A dónde va el tipo de cambio? En algunas circunstancias pueden crear una falsa sensación de seguridad y pueden funcionar bien durante largos periodos de tiempo pero en algún momento alguien acaba haciéndose daño y este nunca es el banco. Nadie mejor para explicar esto que Nassim Taleb (Fooled by Randomness, The Black Swan).

Los seguros de cambio básicos, sin sabores añadidos, también pertenecen a esta gran familia de productos y comparten muchas de sus peculiaridades pero nos regalan dos ventajas. Son baratos y son sencillos. Y nos permiten crear estrategias razonablemente óptimas.

Las empresas pueden tener necesidad de fijar tipos de cambio por dos razones. O bien tienen necesidades puntuales de compra de divisas o bien las compran o venden regularmente a lo largo del año.

En el primer caso puede no ser necesario el análisis técnico. Ante una necesidad puntual un método razonable es calcular los costes con el tipo vigente y si resulta aceptable cerrar la operación. Para que jugar, el análisis técnico tampoco da respuestas garantizadas. Si se tiene la inquietud por hacer algo más se puede fijar un stop o precio mínimo aceptable y dejar correr los precios a nuestro favor según algún criterio técnico con un objetivo fijado o bien usando un trailing-stop.

Si la empresa compra o vende divisas a lo largo del año entonces el análisis técnico nos puede guiar en este viaje. Sus herramientas nos señalan puntos en los que es prudente acumular la divisa que nos interese de tal manera que vamos manteniendo un stock adecuado de la misma. Si por ejemplo somos importadores y pagamos en DOLARES y hay una tendencia bajista, entonces iremos creando un stock a precios promediados más altos que el de mercado, gastando primero los seguros comprados a peor precio. Nuestro precio medio de la cartera de DOLARES actuaría a modo de una media móvil, en esta caso por encima del precio spot pero con la ventaja de que si el DÓLAR comienza a subir entonces el precio de mercado subiría por encima de nuestro precio medio con lo cual nuestra cobertura habría tenido sentido.

Los métodos de análisis técnico que podemos usar son ilimitados pero para poner un ejemplo, una simple pendiente de una 20 EMA (media móvil exponencial) puede hacer un trabajo digno. Tomaremos posiciones cada vez que la media móvil cambia de pendiente. A un sistema tan simple como este se le pueden ir añadiendo todas las reglas adicionales que se deseen.

Este tipo de actuación no maximiza los beneficios con respecto a otra estrategia básica que es no hacer nada. Pero si suaviza las aristas de este segundo sistema, no perdiendo tanto en los tiempos malos y no inflando los beneficios en los buenos.

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